Iñaki C. nazabal

en cada esquina un maestro 18

Hay un placer en la locura que sólo los locos conocen. John Dryden

Hace tiempo que me tengo por loco (los que me conocen a menudo insisten en ello), así que puedo hablar con conocimiento de causa.
El primer placer que un loco puede permitirse es la absoluta despreocupación por el qué dirán. No necesita un baremo por el que medirse, pues ya está descatalogado. Puede buscar sus placeres donde nadie más los ve. Puede actuar según su propia lógica, manteniéndose fiel a ella (incluídas sus contradicciones y debilidades).

Pero, más allá de todo esto, un loco puede abandonarlo todo, incluso a sí mismo, en pos de un sueño que quizá sólo él ve.

Por supuesto, ser loco tiene sus pegas, pero aquí hablamos de placeres. Otra vez será.
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