Cuando somos jóvenes nos figuramos que los acontecimientos y personajes importantes de nuestra vida anunciarán su aparición precedidos de trompetas y timbales; en la vejez, la visión retrospectiva nos enseña que todos ellos entraron deslizándose sigilosamente por la puerta de atrás y casi inadvertidos. Arthur Schopenhauer
No es necesario llegar a viejo. Cualquiera de nosotros, si miramos hacia atrás, entendemos que los acontecimientos que marcaron nuestro devenir fueron los que aparentaban ser menos importantes. Y las personas (salvo excepciones) no nos marcan en cuarto de hora, sino a medida que estrechamos la relación y aprendemos a conocerlas.