Iñaki C. nazabal

en cada esquina un maestro 97

La verdad no hay que presentarla desnuda, sino en camisa. Francisco de Quevedo

Hay personas que presumen de decir siempre la verdad, haciendo de ello su principal virtud, la que les define. Dejando a un lado si con ellos mismos son igual de francos, me pregunto si no hay cierta coartada en esta actitud.
Quiero decir, que quizá lo que buscan es ahorrarse el esfuerzo de presentar al otro la verdad de manera que la entienda, que pueda asumirla. Si uno le llama borracho a un borracho, no está faltando a la verdad, pero eso sólo puede beneficiarle a uno, que sentirá su conciencia aliviada con la disculpa “yo ya se lo he dicho”. Pero apoyarle, buscar su momento de lucidez para hacerle ver el daño que el alcohol le provoca, y los beneficios añadidos que abandonarlo le podría proporcionar, eso requiere un esfuerzo al que muchos de esos “sinceros” oficiosos no están dispuestos.
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