La salida está en la boca del lobo. Iziar Estornés
El interior es tibio y físico, oscura seguridad a la que es fácil amoldarse, casi parece que se adapte a uno.
Através de los dientes se intuyen el frió aire y la luz, y no todos están hechos para la aventura. Es elección de cada cual obligar al lobo a regurgitarle, pero de nada sirve quejarse cuando uno no hace lo que sabe que ha de hacer.
Através de los dientes se intuyen el frió aire y la luz, y no todos están hechos para la aventura. Es elección de cada cual obligar al lobo a regurgitarle, pero de nada sirve quejarse cuando uno no hace lo que sabe que ha de hacer.