Iñaki C. nazabal

Io Khe Tsé XXXI

Piensa en tus padres.. en cómo su carácter se fue fraguando primero por independiente, más tarde interactuando.. piensa en todos los momentos que pudieron surgir para engendrar un hijo.. nunca se elige del todo el momento preciso, ni de tu nacimiento, ni de cuando eres engendrado.
Calculas las posibilidades?
Quizá tu madre creció influida por una vecina especialmente simpática y cariñosa, o en un barrio obrero, o el conductor del autobús cuando era adolescente le contaba un chiste cada día y eso alegraba su carácter, su predisposición.. de todas las personas con las que pudo haber coincidido a lo largo de su vida (y cada una nos abriría un nuevo abanico de posibilidades) hubo un alguien (otro yo) que en ese momento mereció ser elegido por quien entonces era tu madre.
Piensa también en tu padre, hizo falta que ambos se eligieran.
Sí? Sigo..
Antes que tus padres, fueron tus abuelos. Lógicamente, cuatro. Parece que el cálculo se complica, eh?
Bien, coge el ábaco y retrocede.. hasta aquel primate que sobrevivió como especie y pudo evolucionar hasta lo que llamamos ser humano.. y en cuántas generaciones fueron necesarias sólo para eso.
Se dispara el número?
Pues has de ser consciente de que de todas esas posibilidades hubo de darse una y sólo esa cada vez, para que, al fin, tú fueras engendrado.
No hace falta que te recuerden que eres un ser único y por lo tanto especial..
..es que es de cajón, coño.
Site Meter