Iñaki C. nazabal

receta III.- mécete

Siéntate en el suelo, en la postura que te sea más cómoda (vas a estar un buen rato). Tómate tu tiempo.. deja caer un poco los hombros, dibuja una sonrisa.. prueba a recordar una melodía serena, un sonido agradable (aquella vez junto al arroyo, el viento en un bosque, el romper del cantábrico..)..

No te resistas a nada que pueda venir a tu mente. No lo llames, pero déjalo entrar.. que decida si prefiere quedarse o viene de paso. A lo que sonría, sonríele. A lo que no, también.

Si tienes un momento de tensión (a veces se presentan visitas incómodas)..
sonríe a la visita amablemente, y dale conversación trivial (no se te ocurra preguntar “qué tal”)..
mientras parlotea de lo suyo (aunque no se lo preguntes va a hacerlo)..
te cuente lo que te cuente, sílbale tu canción, háblale de tu paisaje favorito.. y deja que busque con quién relacionarse mientras vuelves a lo tuyo, tú ya has cumplido como anfitrión.
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