Iñaki C. nazabal

receta XIII. resetea

Quien haya tenido la oportunidad de requerir los servicios de un técnico en mantenimiento informático (el técnico) ya conocerá las tres máximas:
-Qué has tocado?
-Esto va a ser del servidor..
-Has probado a resetear?

En informática, que no es una ciencia exacta, ni siquiera aproximada, a veces sucede que un programa, incluso un ordenador (ese cerebro privilegiado que, a base de unos y ceros, es capaz de trazar un mapa tridimensional de la capilla sixtina), se atasca. Bien sea por la acumulación de datos, por el exceso de funciones trabajando, porque lleve mucho tiempo encendido.. o por alguna razón que se les escapa a los más expertos, no queda otra que resetear. Es decir, apagarlo y encender de nuevo, aunque ello conlleve el riesgo de perder datos importantes, o el trabajo de una o más jornadas.

Resetear.

A veces uno se levanta con mal pie, el café queda flojo, el agua de la ducha sale fría, tropezamos dos veces con el mismo mueble (dándonos en el mismo punto de la espinilla, el dolorido).. parece que el universo conspire contra nosotros.

Resetea. Veinte minutos en la cama, y vuelve a levantarte como si nada de eso hubiera ocurrido. Evitarás arrastrar durante el resto del día la influencia negativa de un mal comienzo.

Incluso, en casos extremos, cuando la vida no sabe a nada, cuando nada nos alegra lo suficiente, cuando nos miramos en el espejo y no nos respetamos lo suficiente ni para insultarnos..

Resetea. Vuelve a cero. Asume el riesgo de perder todos tus datos, estropear algún programa. Vacíate, despréndete de todo lo que te acorrala y te obliga a una inercia que te atosiga hasta no dejar hueco para nada más.

Resetea. Y, al reiniciar, ve con cuidado. Incorpora sólo aquellos programas y funciones que en verdad sientes como necesarios. Desde cero, es más fácil distinguirlos.
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