Iñaki C. nazabal

en cada esquina un maestro 40

A quien se admira, se le exige; a quien se quiere, se le mima. Juan Francisco Artaloytia

Esta frase no la leí, tuve la ocasión de escucharla, rematada por una sonrisa satisfecha de haber dejado a su interlocutro sin argumentos.
Nunca me ha gustado discutir cuando sé que no tengo razón (hay a quien le vuelve loco), así que asentí y, tras pilpilearla un tiempo, comencé a ponerla en práctica.
No sé si me costó más aplicarla con los demás o conmigo, sé que en ambos casos estoy en el camino. Y, de momento, siendo honesto, debo decir que merece la pena.

Me explico.
En La lista de Schindler, de Steven Spielberg (todos sabemos de qué va), me llamó la atención una escena: El protagonista, mirando su coche, dice: "Tres vidas más que podría haber salvado"; y repite la acción con todos los bienes materiales que podría haber canjeado por vidas inocentes.
En ese momento de suma autoexigencia, no sólo no es capaz de ver a cuántos han salvado la vida gracias a él, todo el bien que había hecho. Tampoco consigue darse cuenta de que esos bienes eran necesarios para mantener el estatus que le permitía hacer lo que estaba haciendo.

Todos estamos hechos de luces y sombras. Todos tenemos un límite. Y debemos ser conscientes de que a veces hay que hacer concesiones, no exigirse tanto y quererse un poco más, precisamente para poder seguir dando el callo.
Site Meter