Iñaki C. nazabal

en cada esquina un maestro 106

Nunca pensé que en la felicidad pudiera haber tanta tristeza. Mario Benedetti

Tendemos a creer que la felicidad es la absoluta falta de tristeza, en parte porque así nos lo venden: bucólicas escenas de éxtasis, donde el sujeto feliz apenas roza el suelo con los pies. Pero la felicidad como estado, no como respuesta momentánea a una gran alegría, ha de pisar tierra, si no sería simplemente “tontuna”.
Por eso, la felicidad ha de tener algo de melancolía: una triste alegría, o una alegre tristeza. Como cuando nos embarga un paisaje, o una mirada, o un dulce recuerdo.
La felicidad como estado natural, alejándonos de grandilocuentes definiciones, ha de consistir en despertar con el alegre deseo de vivir el día que viene, y acostarse con la satisfacción de haberlo hecho.
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