Era temprano por la mañana, cuando llegó con el camión. Habían cambiado el orden de reparto, y aquella tenía que ser, obligatoriamente, la primera entrega, lo que suponía llegar allí aún con el reparto de toda la jornada.
Y era el sitio menos indicado para hacerlo. La puerta de la calle daba a un empinada y estrecha pendiente, al final de la cual se abría la puerta del almacén.
-¿Cómo vas a hacerlo?
-Pues no sé si dejar caer el camión en punto muerto y que salte todo a tomar por culo, a ver si así mañana venimos aquí casi de vacío, como hay que venir, o intentarlo, porque el camión es mío.
-Vale, vamos a suponer que lo intentas. Cómo lo vas a hacer porque, tal como vas cargado, la marcha atrás no te va a retener lo suficiente.
-Ya, y si piso el freno se ceba y no va..
-Es que lo de joder el camión no me parece muy buena idea.
-Ya.. tendré que meter primera y bajar jugando con el embrague y el acelerador, dejándolo caer poco a poco.. ¿me indicas?
A veces, el objetivo se presenta claro, pero el camino es difícil.
Cada uno portamos nuestra propia carga, y hemos de aprender a manejarnos con ella.
Tenemos nuestras capacidades y nuestras limitaciones. La suma de ambas es lo que nos define.
Nuestro crecimiento como personas reside en aprender a resolver los problemas teniendo en cuenta cada circunstancia y disponiendo todas en armonía.
Podemos olvidar estas verdades, centrándonos sólo en el objetivo, e ir hacia él sin tener en cuenta cuánto daño podemos causar, alrededor y a nosotros mismos, simplemente porque "debemos" ir allí.
O podemos acercarnos a él despacio, con tiento y paciencia, atentos a la parte de nosotros que debe ir cediendo en cada momento, hasta llegar a donde queremos, dejar allí la parte de carga que corresponde, y comprobar si hay algo que debamos llevarnos. O, dicho de otro modo, qué podemos aportar una vez allí, y qué nos aporta en verdad ese objetivo cumplido.
¿Complicado? Prueba a bajar marcha atrás con un camión sobrecargado, y que tu paga dependa de ello.
